San Valentín está de luto

San Valentín está de luto

NEW YORK.- San Valentín es una de las principales fechas en que nosotros los seres humanos celebramos como entes sociales. En mi caso como político, es un día en el que nos motivamos a escribir mensajes de amor y solidaridad con nuestros seguidores, nuestras familias y la comunidad.

Sin embargo, hoy fue imposible para mi escribir sobre ese amor que todos pregonamos y nos motiva a compartir mensajes, canciones e imágenes de cariño y afectos. Hoy, simplemente no hay ánimo para celebrar el amor que todos deberíamos tener al prójimo, cuando tengo latente en mi memoria la imagen del padre de Donaly Martínez (asesinado de un balazo en la cabeza por un policía en Santiago) llorando de impotencia porque su amado hijo, su ángel ya no estará con el.

No es posible que Cupido, que ha repartido tanto amor, tenga hoy ánimos de salir a celebrar ante tan horrendo crimen. Hoy nuestra sociedad, una vez más reclama con rabia y justicia ante otro crimen donde solo cambia el rostro y lugar, pero que siguen sucediendo a través del tiempo. Hace un tiempo fue la pareja de evangélicos acribillados en Villa Altagracia por un grupo de policías que lo único que no buscaban era proteger a esos ciudadanos que se desplazaban en su vehículo aquella noche.

Hoy, una vez más nuestra sociedad esta desconsolada por esa tragedia en Santiago el pasado domingo, donde debió ser un día de celebración por el carnaval.

  • ¿Y solo nos preguntamos, quiénes serán los próximos?
  • ¿A qué familia le tocara vivir este infierno?
  • ¿Cuántos días pasaran para que este crimen se olvide y otro igual o peor nos arrodille ante los abusos policiales, nos ponga a llorar, nos lleve a las calles a reclamar justicia, impotentes por

Por German Ramirez Jr. 

No es posible que Cupido, que ha repartido tanto amor, tenga hoy ánimos de salir a celebrar ante tan horrendo crimen. Hoy nuestra sociedad, una vez más reclama con rabia y justicia ante otro crimen donde solo cambia el rostro y lugar, pero que siguen sucediendo a través del tiempo. Hace un tiempo fue la pareja de evangélicos acribillados en Villa Altagracia por un grupo de policías que lo único que no buscaban era proteger a esos ciudadanos que se desplazaban en su vehículo aquella noche.

Hoy, una vez más nuestra sociedad esta desconsolada por esa tragedia en Santiago el pasado domingo, donde debió ser un día de celebración por el carnaval.

  • ¿Y solo nos preguntamos, quiénes serán los próximos?
  • ¿A qué familia le tocara vivir este infierno?
  • ¿Cuántos días pasaran para que este crimen se olvide y otro igual o peor nos arrodille ante los abusos policiales, nos ponga a llorar, nos lleve a las calles a reclamar justicia, impotentes por otro abuso de nuestra Policía Nacional?

Definitivamente, con hechos como este no podemos celebrar San Valentín.

Hoy, otro miembro de la Policía, que me imagino que no tiene familia, nos estruja en la cara lo largo del camino de sufrimientos que hemos recorrido y lo mucho que falta por recorrer para lograr una verdadera seguridad ciudadana. Nuestra sociedad tiene una institución que nació y mantiene el mismo modus operandi del SIM en la dictadura de Trujillo. Una institución que se creo para oprimir a la sociedad, no para protegerla, que se creó para servir a los gobiernos autoritarios y los sectores de poder. Una policía donde su forma de impartir justicia ha sido arrebatándole la vida a los ciudadanos, porque su justicia estaba al servicio del poder. Hoy, esa policía sigue pensando y accionando igual. Lo peor es que la corrupción en los últimos años ha llegado a tal punto que los jefes han instaurado una mafia criminal, más que una institución para protegernos. Por eso los resultados son los mismos, seguimos perdiendo niños, jóvenes, profesionales y ciudadanos valiosos en mano de un criminal que está protegido por la propia Policía Nacional bajo un sistema podrido.

El camino es largo, pero no podemos detenernos. Aunque esto lo han escrito muchas veces, debemos hacer un alto en camino y recordar que lo que paso el domingo y ha pasado tantas veces, “eso mismo puede pasarle a cualquiera de nosotros.” De manera que, los dominicanos debemos seguir exigiendo que aceleren esa reforma que tanto necesitamos en la Policía Nacional y ser refundada. Además, que también tomen acciones que puedan dar soluciones positivas a corto plazo porque no aguantamos más. Estamos en una situación tal que, otro caso como este puede ser el detonante de un reclamo social, radical y violento, motivado por un gran sentimiento de impotencia ciudadana, llena de rabia.

Como trato de hacer el padre de Elizabeth Muñoz, la novia evangélica que asesinaron en Villa Altagracia. La impotencia del señor Marino Muñoz lo llevo a tratar de cometer un crimen mucho peor que el de su hija, al intentar matar los policías que la asesinaron.

Hoy, día de San Valentín no hay nada que celebrar. Hoy nuestra sociedad se tiñe de sangre inocente porque un demonio indolente le arrebato la vida a un ángel que fue creado con amor. Miramos las fotos de Donaly en las rede y nos preguntamos, ¿cómo podemos celebrar San Valentín, si Cupido debe estar de luto?

  • ¿Que haríamos nosotros si nos pasara algo semejante?
  • ¿Qué harían las autoridades, que harían nuestros líderes políticos?

Imaginemos lo feliz que estaba Anthony Martínez junto a su ángel Donaly disfrutando del Carnaval frente a su negocio con familiares y amigos aquella tarde del domingo. Imaginemos lo frustrante y desgarrador que debe ser para el al ver hoy como toda su vida cambio en un abrir y cerrar de ojos. Algo que el no busco. Imaginemos cómo es la vida del padre de Elizabeth, el señor Marino Muñoz hoy después que ella no está y lo que debió estar pasando por su cabeza al momento de intentar matar sus victimarios.

  • ¿Es posible mirarnos en el espejo de cientos de familias que han sido víctima de esta cultura abusadora que reina en Policía Nacional y estar seguro de que no nos pasará?
  • ¿Se han detenidos las autoridades y los políticos a imaginar, a sentir, a pensar en el sufrimiento de los dominicanos que siguen asesinando sin justificación alguna?

Cerremos los ojos e imaginemos…¿qué se siente?

Por German Ramirez Jr.